Rincón de Julio

Los sellos carlistas de Cataluña

LOS SELLOS CARLISTAS DE CATALUÑA

CONTEXTO HISTORICO

La Guerra Carlista en Cataluña durante el año 1.872 y comienzos del siguiente se caracteriza por ser una guerra de guerrillas de muy baja intensidad en la cual las partidas contaban con escasas fuerzas y actuaban muy dispersas. Frente a ellas operaban columnas móviles destacadas del Ejército que las perseguían con bastante poco entusiasmo.

Así estaban las cosas cuando el 11 de febrero de 1.873 se proclama la I República y se suceden los actos de indisciplina en el seno del Ejercito Liberal que deja de perseguir a los carlistas. Estos aprovechan la situación para organizarse militarmente y proveerse de todo lo necesario para reiniciar la campaña con gran virulencia en el mes de marzo, durante el cual ocupan sus primeras poblaciones: Pobla de Segur, Ripoll y Berga. A la cabeza de los carlistas figuraban diversos cabecillas, pero de entre todos ellos destaca Savalls que dirige las partidas de Gerona.

El 9 de julio se libra la batalla de Alpens donde Savalls vence sin paliativos al Brigadier Cabrinety siendo esta acción el espaldarazo definitivo para la causa carlista en Cataluña. A mediados de julio Don Alfonso de Borbón, hermano del pretendiente Carlos VII, asume el mando del Real Ejercito Carlista de Cataluña estrenando dicho mando el día 18 con la toma de Igualada. Los carlistas tomaron cuanto quisieron de la ciudad, que sufrió incendio, abandonándola a los pocos días al carecer de fuerzas suficientes para mantenerla militarmente. Esta será la tónica general de las ocupaciones carlistas de poblaciones importantes que no estén situadas en el corazón de su zona de influencia.

Ante la gravedad de estos hechos se produce relevo en el mando de la Capitanía General de Cataluña que pasa a ocuparla el general José Turón y Prats, que era un hombre de gran prestigio personal. Orientó la campaña en aras a limpiar de posiciones carlistas el camino de Manresa a Berga, cosa que consiguió entre los meses de septiembre y octubre. Por el contrario los carlistas que han estado esos meses reorganizándose inician una nueva ofensiva en noviembre que culmina con la toma de Bañolas.

De nuevo la cambiante política de la España Liberal vino a favorecer de forma notable a la causa carlista y es que el día 3 de enero de 1.874 se produce en Madrid el Golpe de Estado de Pavía que pone fin a la I República. Esto origina en el seno del Ejercito una sucesión de ceses y dimisiones que acarrea otra vez la paralización de las operaciones militares. Este vacío de fuerzas es aprovechado por los carlistas para extenderse por toda la “Cataluña rural” y muy especialmente en la provincia de Gerona.

El 4 de febrero el general carlista Tristany ataca Manresa de la cual obtiene una contribución de 200.000 duros así como todo tipo de recursos humanos y materiales. El 3 de marzo ocupan Vendrell y ante estos hechos las guarniciones de Villanueva y Geltrú, San Sadurní y Villafranca del Panadés entregan sus armas a las Autoridades y seguidamente los carlistas entran en estas poblaciones.

El espíritu liberal decae en toda Cataluña de forma notable y numerosos habitantes de los pueblos que no eran afines al carlismo abandonaron sus casas para refugiarse en las capitales. Entonces Savalls, que había sido nombrado por D. Alfonso como Comandante General de las provincias de Gerona y Barcelona, se lanza a la toma de Olot. El brigadier Nouvilas acude en su socorro y es sorprendido por Savalls en Oix donde el 14 de marzo le inflige una severa derrota. Ante estos hechos Olot y su comarca se rinde. Toda Gerona es carlista excepto la capital, Figueras, Puigcerda y San Feliu de Guixols.

Se produce una enorme crisis en el seno del Ejercito Liberal de Cataluña produciéndose el enésimo cambio de General Jefe. Por todo ello los liberales se establecen defensivamente en torno a las grandes poblaciones del llano y capitales de provincia cediendo por completo la iniciativa a los carlistas que viven momentos de gran apogeo y relativa calma lo cual les permite iniciar la organización de sus Instituciones en aras a crear un Estado bien organizado, tal y como ya habían conseguido hacer en el país vasco y Navarra. Este periodo culminará en agosto con la toma de la Seo de Urgell el día 15 de agosto y el asedio de Puigcerda por parte de Savalls.

Este es el panorama que se vivía en Cataluña cuando los carlistas deciden organizar en el territorio por ellos dominado el servicio de Correos y comienzan a utilizarse sus sellos.

EL CORREO CARLISTA EN CATALUÑA.

Durante el año 1.873 los carlistas no tuvieron un dominio real sobre un territorio que pudiesen considerar como suyo ya que, como ha quedado anteriormente explicado, su guerra era eminentemente de guerrillas atacando sobre un punto determinado para obtener un beneficio económico y humano rápido y retirarse acto seguido a la alta montaña que es donde tenían su santuario.

Esto hizo que no se preocupasen por establecer ningún tipo de servicio de correos estable vinculado a localidades. El correo digamos que de tipo oficial y sobretodo militar que les fuese necesario transportar lo hacían por medio de los Comandantes de Armas, viejos militares y personas de confianza establecidos en distintos pueblos y que entre otras muchas cosas se hacían cargo del transporte de la correspondencia tal y como hacían los llamados “justicias” en el País Vasco. Apenas se conservan cartas carlistas circuladas este año en Cataluña.

Ahora bien lo que sí sufrió de forma extraordinaria durante toda la guerra fue el transporte de personas, mercancías y por supuesto el correo ya que los caminos dejaron de ser seguros y además los carlistas gustaban de atacar a los medios de transporte existentes en la época incluido el telégrafo. En los caminos rurales se establecieron autenticas “aduanas” en las que los carlistas cobraban impuestos por las mercancías transportadas y requisaban la correspondencia siempre que les interesaba hacerlo o cobraban por permitir su paso. Eran frecuentes los asaltos a los trenes y cortaban las vías y el tendido telegráfico mediante acciones de sabotaje. Cualquiera puede imaginarse el daño que hicieron estas acciones en una región tan tradicionalmente vinculada al comercio como era la Cataluña del siglo XIX, que se vió abocada a potenciar el transporte marítimo para mantener sus relaciones comerciales y humanas.

Los carlistas empiezan a plantearse la creación de su propio servicio de correos ya iniciado el año 1.874 al aprovechar un periodo de relativa calma que se produce al caer la I Republica y acantonarse el Ejército Liberal de Cataluña en medio de un maremagnun de ceses y dimisiones.

Será en torno a los meses de enero-marzo de 1.874 cuando el general Savalls tras ser nombrado Comandante General de las provincias de Gerona y Barcelona se plantea establecer de una forma más oficial el cobro de impuestos y tasas en la provincia de Gerona, única provincia catalana en la que los carlistas habían logrado un auténtico territorio bajo su mando y en la que eran superiores en fuerza a los liberales. Este es el lugar y el momento en que nace el más misterioso y raro sello de toda nuestra filatelia: el sello de tres cuartos de valor facial y color azul del Ejercito de Cataluña.



Este sello no nace vinculado a la creación de un servicio de correos en la provincia de Gerona es, simplemente, un sello creado por un “señor de la guerra” para cobrar un impuesto por uno o varios servicios. De todos modos lo único que hizo Savalls fue adelantarse en pocos meses a un planteamiento más propio de un Estado como es la constitución de un servicio de Correos con sus normas legislativas propias, sus rutas de transporte, sus estafetas de correo y por supuesto sus propios sellos.

Todo esto ocurre el día 1 de abril cuando el Intendente General de la Hacienda del Ejercito Real, D. Francisco Solá, publica una disposición creando el Servicio de Correos para toda la zona carlista catalana incluida Gerona en donde quedó sin uso, si es que todavía se seguía usando, el sello del general Savalls. Curiosamente esta Orden creando el Correo Carlista se produce tan solo 15 días después de la gran victoria carlista de Oix y la toma de Olot por Savalls. A raíz de esta batalla los liberales pasan por sus peores momentos y eso hace que los carlistas vivan una situación dulce que les permite preocuparse por las cosas ordinarias de la vida como por ejemplo el correo y que además reflejan su intención de constituirse en un auténtico Estado.

Esta disposición establece “un impuesto sobre las comunicaciones que se recaudará por medio de sellos especiales en los que se estampará el busto de S.M. el Rey Carlos VII” estableciendo como tarifa un sello por cada 10 gramos de peso o fracción y creaba un sistema de doble sobre para remitir correo al extranjero estableciendo un Encargado de Correspondencia en Prats de Molló a imagen y semejanza del Encargado de la Correspondencia de Bayona que con anterioridad habían ideado en el correo vasco-navarro. Por desgracia hasta la fecha no se conoce carta alguna remitida a este Encargado de Prats de Molló.

Además se establece que los sellos se venderán en los estancos y que empezará su uso el día 15 de abril, quedando sin distribución aquella correspondencia privada que no lleve sus correspondientes sellos.

Los carlistas catalanes al tener un dominio del territorio mucho menos efectivo que el que tenían sus compañeros en el País Vasco y Navarra fueron mucho más flexibles a la hora de permitir a los particulares franquear sus cartas con sellos liberales para así garantizar su transporte por ambas zonas sin problemas, conservándose en la actualidad varias cartas franqueadas en los meses de abril y mayo de 1.874 con sellos carlistas y liberales.

Los carlistas siempre contemplaron la posibilidad de que la correspondencia particular pudiera cruzar libremente su territorio aunque procediese de una localidad del otro bando siempre y cuando llevase el sello de correos carlista, solo o en compañía de sellos liberales.

Esta costumbre tolerada por los carlistas fue terminantemente prohibida por el Gobierno liberal a finales del mes de abril que dio orden tajante de no tramitar cartas que llevasen sellos de Carlos VII aunque sí permitía tramitar aquellas que viniendo de zona carlista no llevasen sello alguno.

A pesar de constituir este servicio de correos los carlistas catalanes no crearon matasellos propios para sus estafetas de correos. Aquellas estafetas que antes de la guerra ya lo eran usaban los rombos de puntos y fechadores que tenían, generamente del conocido como tipo II, y en aquellas otras estafetas que digamos eran de nueva creación cancelaban los sellos con cruces de tinta o escribiendo la localidad y la fecha sobre el sello a pluma.

A parte de estos matasellos solo se conocen cancelando sellos algunas pocas marcas de franquicia de organismos del estado carlista o de unidades militares.

En septiembre de 1.874 se publicara un Reglamento para “la mejor regulación del Servicio de Correos” en el cual se mantiene como Director del servicio al Jefe Superior de Hacienda estableciendo Administraciones en las poblaciones cabeza de partido y carterías en los demás pueblos.

Se expedirán sellos en las carterías y serán detenidas las cartas que se echen al correo sin ellos, excepto el correo oficial que circulara franco. Curiosamente se dedican cuatro articulo al correo certificado que llevará además del franqueo que por su peso corresponda cuatro sellos como derecho de certificado. Hasta la fecha no se conoce ninguna carta carlista certificada.

LOS SELLOS CARLISTAS DE CATALUÑA

EL SELLO AZUL DE TRES CUARTOS DEL GENERAL SAVALLS.


Este sello del cual se conocen en la actualidad tan solo 4 ejemplares en estado nuevo y apenas 25 en usado es con enorme diferencia el más escaso de todos los sellos españoles. Por desgracia no se conoce ningún ejemplar sobre carta o fragmento y ese es uno de los grandes baldones que tiene este sello para ser considerado como tal por todo el mundo.

Este ha sido un sello “maldito” por muchas y variadas razones que al final han conducido a que por lo general no aparezca reseñado en los principales catálogos de sellos tanto nacionales como internacionales.

Desde muy antiguo se le consideró falso ya que al acabar la guerra se pensaba que este sello pertenecía a la zona carlista valenciana tal y como publicó el comerciante belga Moens.

El litógrafo carlista Sr. Vilás que fue quien fabricó los sellos carlistas de la zona levantina sobrevivió a la guerra y fue entrevistado por el comerciante y gran experto en filatelia D. Francisco Carreras Candi y cuando éste le mostró ejemplares de este sello para preguntarle si él los había confeccionado u ordenado confeccionar dijo tajantemente que no, que nunca los había visto y esto fue suficiente para tachar como falsos a todos estos sellos durante más de 100 años.

Este hombre evidentemente no mentía pues él no podía haberlos visto nunca en Valencia ya que estos sellos se usaron en Gerona tal y como han demostrado en tiempos bastante recientes varios estudiosos de la filatelia carlista.

La clave de este cambio de ubicación en su empleo estuvo en el estudio efectuado por D. Vicente Senabre sobre los escasos sellos usados conocidos y que mayoritariamente presentan un matasellos oval que no era de Correos sino de la Jefatura Superior Militar de las Comandancias de Armas de Gerona y Barcelona. Gracias a este descubrimiento se pudo aclarar cual fue la auténtica zona de empleo de este sello y profundizar así algo más en su estudio e investigación. Este sello parece ser que se emitió en hojas de tan solo 4 ejemplares con grandes márgenes en sus cuatro costados ya que es bastante frecuente ver estos márgenes en los ejemplares usados que se conservan.

Son realmente muy pocos sellos por hoja como para que esto pueda considerarse una fabricación normal de sellos de correos, por todo ello yo me inclino por considerar que Savalls lo que pretendió fue crear un sello que le permitiera iniciar a muy pequeña escala el proceso de cobro a los particulares por prestarles un servicio de correos empleando el mismo sistema que ya tenia creado para el transporte del correo oficial a través de los antes citados Comandantes de Armas, como estamos hablando de un territorio mayoritariamente rural y además de montaña el correo entre esas poblaciones tenía que ser realmente escaso y se conformó con emitir pequeñas cantidades de su sello por no tener además medios materiales para hacer otra cosa.

Tampoco debe descartarse el que este sello además tuviera uso como timbre fiscal ya que en todas las zonas carlistas, Norte-Centro-Cataluña, era frecuente emplear los sellos de correos para efectuar todo tipo de pagos al Estado y utilizarlos a modo de pólizas en los documentos oficiales.

Su periodo de uso debió ser muy breve ya que el día 15 de abril se empezó a utilizar en toda Cataluña el nuevo sello de 16 maravedíes y no parece probable que pudiera emitir Savalls este sello antes de enero de 1.874 por lo que su periodo de vida tuvo que estar comprendido entre enero y abril de 1.874.

EL SELLO DE 16 MARAVEDISES DE CATALUÑA.

Este sello nace como consecuencia de la circular del día 1 de abril por la cual se establece el servicio de correos carlista en Cataluña y en la cual se establecía como primer día de uso el 15 de abril de 1.874.

Desde muy antiguo se sabe que fue impreso tipográficamente en la imprenta que tenían los carlistas en la masía Farrés sita en el pueblo de Besora y que estaba dirigida por el litografo de Vich Sr. Soler Arqués.

Hay dos detalles en la fabricación de este sello que le hacen muy especial dentro de la filatelia española y es que en primer lugar es el único sello cuyo valor facial viene expresado en maravedíes y en segundo lugar fue impreso en hojas de 100 sellos que presentan una muy peculiar y hermosa distribución.

Curiosamente 16 maravidíes equivalían a 50 milésimas de escudo o 12 céntimos de peseta por lo que estamos hablando del coste habitual de una carta en la España de la época, sólo que los carlistas catalanes no quisieron adoptar una moneda de las digamos habituales y optaron por una moneda peculiar.

Cuando nace este sello en la España Liberal el coste de una carta ordinaria era de 10 céntimos de peseta, pero hasta el 1º enero de 1.873 había estado costando 12 céntimos.

Estuvo en vigor hasta el final de la guerra y no llego a consumirse ni mucho menos, requisándose al final de la guerra bastantes hojas completas todavía sin usar.

Este sello, al igual que todos los demás sellos carlistas, fue muy utilizado como pago de impuestos y tasas fiscales entregándose a los Alcaldes de los pueblos e incluso a muchos particulares hojas completas como justificante de haber saldado sus deudas con los carlistas. ¡Habría que ver la cara del “paisano” que recibía tres hojas de sellos a cambio de sus vacas, por poner un ejemplo, y que encima no sabia ni leer ni escribir!.

Este sello tuvo muy escaso uso postal ya que las zonas donde los carlistas tuvieron mayor poder eran zonas eminentemente rurales de alta-media montaña en donde se escribía muy poco y además había mucho menos comercio que en la zona llana y costera.

Cuando en el año 1.875 llega a España Alfonso XII decide dar un nuevo y definitivo empuje a la campaña y el empleo del sello carlista de Cataluña se rarifica extraordinariamente dejando prácticamente de usarse a partir del mes de julio pues la guerra en Cataluña ya es un paseo militar para los Alfonsinos.

BIBLIOGRAFÍA DE REFERENCIA.

·Narración Militar de la Guerra Carlista de 1.869 a 1.876. Autor. Cuerpo de Estado Mayor del Ejercito.

·Disquisiciones filatelicas y Postales. Autor Carreras Candi.

·Articulos de Filatelia. Autor Mateo Fernández “Stamp”.

·Guia del Coleccionista de Sellos de Correos de España. Autor. Arturo Tort.

·Manual del Experto en Sellos de Correos de España. Autor. Luis Blas.

·La Organización del Correo Carlista 1873-1876. Autor Eduardo Escalada Goicoechea.

·Ejercito Real de Cataluña. Un Sello Olvidado. Articulo Anónimo aunque pienso que su autor es Francisco Graus Fontova.

Julio Peñas Artero, Octubre de 2005