Rincón de Julio

El panorama filatélico actual

PANORAMA FILATÉLICO ACTUAL

1. EL COLECCIONISTA TRADICIONAL.

En la actualidad la Filatelia es un hobbi que se encuentra en nuestro país en claro retroceso por muy variadas razones: falta de interés en la juventud por el coleccionismo en general, avanzada edad de los coleccionistas, ausencia casi total de mujeres coleccionistas, altos faciales y baja calidad en los sellos españoles actuales, nula utilización de los sellos en el correo, etc.

El coleccionista de sellos medio español es un varón de más de 50 años que desarrolla su afición en “solitario” centrándose casi exclusivamente en sus álbumes y que sólo mantiene contactos esporádicos con algún que otro comerciante de sellos de su localidad aprovechando para ello generalmente los mercadillos dominicales.

Es lo que se conoce en el mundillo filatélico como “coleccionista de novedades” ya que se limita a comprar los sellos emitidos cada año y sus correspondientes hojas de álbum, además cada 4 o 5 años compra un catalogo Edifil para ver como van subiendo de precio sus sellos, cosa que le agrada enormemente. En el aspecto personal apenas si conoce a otros coleccionistas salvo que éstos existan en su entorno familiar y profesional más próximo, lo cual es cuando menos raro debido al escaso tirón que tiene la filatelia hoy en día.

En España hoy por hoy es tarea ardua el ser coleccionista de sellos ya que las escasas cartas que recibimos no vienen franqueadas con sellos, bueno ni con sellos, ni con etiquetas, ni con nada de nada. Además en el hipotético caso de que una carta lleve franqueo es casi seguro que el cartero de turno habrá tenido la deferencia de matasellarlo “a la española”, es decir, machacando los sellos con un matasello borroso o mejor aún a bolígrafo no vaya a ser que alguien los pueda reutilizar o peor aun coleccionar. Además es prácticamente imposible adquirir sellos para franquear las cartas porque no los venden en casi ningún sitio y menos aún en las estafetas de correos donde si pides un sello te miran extrañados y te dicen que no tienen ya “sellos de colección” porque sólo usan etiquetas de máquina.

Vemos por tanto que el asunto de la cantera filatélica está “en pleno apogeo” y ya se sabe que donde no hay cantera no hay futuro. Lo malo es que el presente está también bastante negro pues el numero de coleccionistas que dejan de serlo es muy superior al de los que ingresan en esta afición y esto se refleja en hechos palpables como por ejemplo que el número de filatelias ha decrecido alarmantemente, hasta el punto de que en numerosas capitales de provincia ya ni hay. Por ello nuestro coleccionista medio no sabe ni tan siquiera donde acudir para comprar sus sellos y si está abonado al Servicio Filatélico de Correos puede irse armando de valor y paciencia porque es uno de los peores que existen en toda Europa.

Este deterioro del comercio filatélico tradicional se ha visto reflejado también en los numerosos “corrillos filatélicos dominicales” que al paso que van parecen llamados a desaparecer en pocos años y sólo se podrán salvar en las ciudades con más tradición como son Madrid y Barcelona, pero quedando incluso éstos reducidos a su mínima expresión.

Por todo ello opino que este coleccionista medio antes citado está en claras vías de extinción y con él desaparecerá también su “hábitat natural”, es decir, la filatelia pequeña de toda la vida y los corrillos dominicales.

2. EL NUEVO COLECCIONISTA.

Tal y como ocurre en la naturaleza la desaparición de una especie no significa el fin de la vida, lo único que ocurre es que esa especie dominante que desaparece es sustituida por otra que generalmente es una evolución mejorada de la sustituida. En el campo de la filatelia esa especie emergente es la del coleccionista “especializado” que no se centra ya exclusivamente en el coleccionismo de novedades sino que establece sus colecciones basándose en unos criterios más selectivos y por tanto más especializados.

Este coleccionista ya existía en la etapa anterior, pero constituía la elite del coleccionismo y era muy minoritario en proporción al total de coleccionistas existentes. Ahora este coleccionista especializado ya no es una elite, es sencillamente la base porque ya no hay nada o casi nada por debajo de él. Por cierto las características de tener más de 50 años y ser hombre son comunes a ambas especies, en este aspecto no hay ningún cambio, sólo cambia su actitud ante el coleccionismo que es algo más comprometida.

Lo que si es un auténtico problema es su reducido número, pues aunque no existen cifras oficiales publicadas por Correos o por la Asociación de Comerciantes de Filatelia cualquiera puede aventurar que la desproporción podría ser de 30 a 1 o incluso más entre antiguos coleccionistas de novedades y actuales coleccionistas especializados, de forma que de estos últimos podría haber unos 5.000 o incluso menos.

Obviamente no todos los coleccionistas de novedades han desaparecido, pero su número se ha reducido drásticamente durante estos últimos 15 años mientras que el número de coleccionistas especializados da la impresión de cuando menos haberse mantenido e incluso podría haber aumentado un poco al calor del enorme empuje que presentan en la actualidad dos ramas del coleccionismo: la llamada Historia Postal, es decir el coleccionismo de cartas, y la Filatelia Temática auténtico refugio de los pocos coleccionistas de novedades que han dado el paso a la categoría superior en vez de desaparecer.

Como es natural la mayor influencia de este coleccionista se ve reflejado en un boom del tipo de comercio filatélico que más le agrada y que son las filatelias que centran su negocio principalmente en las subastas de sellos. Por eso pienso que dentro del triste panorama comercial que asola a nuestra filatelia sólo parecen salvarse las filatelias asociadas al ramo de las subastas que son el punto de referencia obligado para todo el coleccionismo de tipo medio-avanzado que engloba a la casi totalidad de coleccionistas de sellos que han superado el estadío de “coleccionista de novedades”.

3. LAS SOCIEDADES FILATELICAS.

En el aspecto asociativo muy posiblemente ni siquiera existan sociedades filatélicas en la localidad donde reside nuestro coleccionista medio, ese que anda en vías de extinción, y si la hay lo más probable es que no participe de ella ya que el español no es muy dado a pertenecer a este tipo de asociaciones.

De todos modos hay que tener en cuenta que nuestras sociedades filatélicas apenas desarrollan actividades de interés que les permitan darse a conocer dentro de su localidad salvo alguna que otra conferencia en el mejor de los casos, un boletín que edita de pascuas a ramos en la que siempre escriben los mismos por no haber otros voluntarios y algún viaje tipo Inserso a la Exfilna del año.

A este respecto hay que indicar que curiosamente las sociedades filatélicas más activas e interesantes residen en localidades pequeñas donde a veces no existe ni tan siquiera una filatelia donde poder adquirir piezas o las hojas del álbum mientras que “grandes” sociedades filatélicas permanecen prácticamente dormidas y sólo sirven para que algunos coleccionistas puedan cumplir los requisitos necesarios para poder acudir con sus colecciones a las distintas exposiciones filatélicas existentes.

4. LAS PUBLICACIONES FILATELICAS.

El panorama editorial es también bastante reducido y encima lo normal es que los coleccionistas no estén abonados a las pocas revistas especializadas que se editan, no sólo por pereza o por su elevado coste sino por la escasa calidad e interés de las existentes. Resulta curioso ver como la mejor de las revistas que sobre filatelia se publican actualmente en nuestro país, Academus, no acepta suscripciones lo cual demuestra como a sus editores, la Academia Hispánica de Filatelia, les da igual el grado de divulgación popular que pueda tener su revista ya sea por tener asegurada la edición en base a la publicidad o a una extraña concepción elitista. Sobra decir que apenas existen apartados dedicados a la Filatelia en las publicaciones de carácter general, sencillamente porque la filatelia no interesa en la actualidad a nadie o casi nadie.

En estos últimos años me da la impresión que el número de libros publicados se ha visto incrementado gracias a la activa y por otra parte brillante aportación editorial de la Fundación Albertino de Figuerido y a un mayor compromiso en este campo de la antes citada Academia Hispánica de Filatelia con la publicación de los discursos de ingreso de sus académicos. La otra fuente de publicaciones es la editorial RF-Edifil que durante muchos años estuvo absolutamente sola a la hora de editar libros sobre filatelia y que mantiene el nivel de publicaciones de siempre.

Los que han decaído enormemente en esta faceta son la Federación de Sociedades Filatélicas (FESOFI) que apenas publica nada y cuando lo hace son temas de escaso o nulo interés y el colectivo completo de Filatelias, Casas de Subastas y Comisiones de Expertos. Los comerciantes y muy especialmente el gremio de subastadores por no publicar no publican ni tan siquiera un libro que resuma las principales operaciones efectuadas en el año con imágenes de las mejores piezas y su precio de realización, que podrían servir como contrapunto a los catálogos de sellos que cada año se editan.

Esto es algo que en otros campos del mundo de las subastas se hacen todos los años y que son muy demandadas por comerciantes y coleccionistas para saber como marcha el mercado. ¡Una vez más nuestro hobbi es la excepción que confirma la regla!.

Lo único que funciona bien son los catálogos de sellos que invariablemente se editan todos los años con un incremento de precios para todos los sellos catalogados superior al IPC anual, ¡algo realmente sorprendente en un país donde no colecciona sellos casi nadie!. Además suben un mismo valor porcentual la cotización de todos los sellos, de todas las épocas y en cualquier estado dando igual si son sellos nuevos, usados, sueltos, en bloque o sobre carta. ¡Suben todos y encima lo hacen todos los años!.

Algo sorprendente si no supiésemos que es una situación absolutamente falsa y arbitraria pues los catálogos son editados por empresas afines al comercio filatélico y claramente favorables a las intenciones del comercio de tipo inversionista que busca un documento escrito, supuestamente independiente, que permita justificar ante sus clientes las inversiones que realizan.

Curiosamente el mayor peso del coleccionista especializado en este campo de los catálogos se ha visto reflejado en una enorme revitalización del concepto de “catálogo especializado” que aunque siempre había existido vive ahora un florecimiento sin parangón hasta el punto de que el más conocido de todos ellos, el Edifil, ha pasado de tener un volumen y medio en 1995, el dedicado a colonias era pequeñísimo en comparación al otro volumen, publicado en blanco y negro y que costaba 30 euros por tomo a estar en la edición del año 2004 formado por 4 volúmenes a todo color que cuestan cada uno 80 euros.

Para finalizar este tema indicar que resulta bastante complicado para el coleccionista enterarse de que libros se han publicado pues apenas se publicitan las ediciones y encima resulta bastante difícil el poder adquirirlos pues apenas hay filatelias con existencias. Además estos libros nunca se distribuyen a las librerías ordinarias, algo que no termino de explicarme.

¿He comentado que estos libros en comparación con el resto de libros que se venden en nuestro país resultan por lo general bastante caros?, tal vez este detalle siendo en si mismo bastante grave sea lo menos problemático en comparación a la nula publicidad y a la nefasta distribución.

5. LAS EXPOSICIONES FILATELICAS Y LAS FERIAS COMERCIALES.

Otro campo característico del mundillo filatélico son las exposiciones y las ferias comerciales que muchas veces llevan asociadas y la verdad es que apenas se han producido cambios en ellas en los últimos 40 años. Un mar de vitrinas de cristal con miles de hojas de álbum por ambas caras entre las cuales, por lo general, no suele haber nadie ojeando las colecciones porque resulta agotador e incluso aburrido el verla en esas condiciones.

Además el asunto de exponer resulta un autentico “chollo” para el coleccionista que lo hace pues tiene que pagar por exponer, la organización ni se hace cargo de los gastos del transporte de las colecciones, ni las asegura y ni tan siquiera acepta responsabilidades en caso de robos o accidentes mientras se desarrolla la exposición sean del tipo que sean. En fin, menos mal que el coleccionista al final se ve agasajado por la organización con premios de auténtico lujo, ya sabéis, del tipo “diploma y medallita del todo a cien”.

Yo participé en la ultima Exfilna y me dieron el consabido diploma, similar al que recibieron mis hijas en su campamento de verano, y una bandejita idéntica a la que me dio mi primo Antonio en recuerdo de su boda. ¡¡¡No están mal los premios cuando por exponer una colección de 8 cuadros en la próxima mundial de Málaga te cobran la nada desdeñable cifra de 240 euros y por no invitarte no te invitan ni a la cena de entrega de premios que encima suele ser cara!!!.

Pero resulta que ni tan siquiera los comerciantes quieren poner stands comerciales en las exposiciones porque dicen no vender ni un clavo y costarles un auténtico dineral. La verdad es que o evolucionan de alguna manera las exposiciones filatélicas y las ferias comerciales o también se verán en trance de extinción, pues no es de recibo que la EXFILNA de este último año sea idéntica a la que se desarrolló por ejemplo en 1970.

Claro que lo único que viene a salvarlas es el sorprendente e inagotable ego que tiene ese coleccionista especializado antes citado que suele ser el que participa en estas exposiciones y que aunque se queja amargamente de las nefastas condiciones en que expone invariablemente sigue enviando sus colecciones. De hecho lo único que le lleva a abandonar es “la manifiesta y recalcitrante injusticia” que comete el Jurado con su colección porque le ha dado 4 puntos menos que a la de fulanito que es “infinitamente” peor.

6. EL FUTURO QUE YA ES PRESENTE.

Este digamos que es el panorama tradicional de nuestra Filatelia tal y como yo lo veo, pero en estos últimos años se ha producido un fenómeno que puede sacar de su letargo a la filatelia española y es la llegada de Internet a nuestros hogares con sus ventajas e inconvenientes.

Para ver los efectos positivos que tiene Internet en la Filatelia debemos analizar las principales herramientas de trabajo de Internet. Estas son a mi entender los Foros Especializados, las Asociaciones Virtuales, las Tiendas Virtuales y las Subastas de tipo global.

Como Internet es un fenómeno fundamentalmente joven el primer efecto positivo que produce es precisamente ese, acercar la filatelia a la gente joven y además dinamizar un poco a este hobbi que se está muriendo sencillamente porque se está quedando “viejo” en sus conceptos y muy fuera de los tiempos en que vivimos.

Un segundo efecto increíblemente positivo es que permite al coleccionista conocer a través de foros especializados la existencia de otros coleccionistas que están tan locos e incluso más que él, lo cual le proporciona una enorme satisfacción ya que el coleccionista realmente no es un ser solitario, lo único que ocurre es que en su pequeño entorno está solo y en cuanto puede contactar con otra gente con sus mismos gustos simplemente se vuelve loco.

Estos foros, entre los que destaca el AGORA DE FILATELIA, aportan un enorme volumen de información al coleccionista en muy poco tiempo lo cual le permite avanzar en el coleccionismo rápidamente, aunque ese avance puede ser en algún caso peligroso porque en filatelia las prisas suelen ser malas consejeras. Pero a mi entender lo principal de estos foros es que son muy entretenidos y por tanto lo pasas realmente bien en ellos.

Además Internet ofrece nuevas vías para renovar conceptos que en nuestra filatelia se estaban quedando absolutamente obsoletos como son, por ejemplo, las sociedades filatélicas y las exposiciones. La llegada de “asociaciones filatélicas virtuales” como AFINET o el Club CECE y las “exposiciones virtuales” del foro FILAPOSTA están marcando el camino por donde puede ir el futuro en estas dos facetas tan importantes para que la filatelia española se regenere y recupere un poco su maltrecha salud.

Mientras las pequeñas filatelias y los mercadillos dominicales languidecen, en Internet afloran nuevos conceptos de negocio que permiten sin apenas inversiones la creación de auténticas “filatelias virtuales”. Ciertamente estas nuevas filatelias entrañan graves peligros para el coleccionista pues en muchas ocasiones están regentadas por gente con pocos conocimientos filatélicos y en algún caso carentes de escrúpulos que cuelan en este entorno todo tipo de falsos, montajes y “chapuzas varias” aprovechando el anonimato que este medio facilita. Además hay que reconocer que estas filatelias virtuales son por lo general una competencia desleal ante el comercio filatélico de toda la vida pues mientras estos últimos pagan impuestos los de la red dudo mucho que lo hagan.

Vemos pues que si bien Internet da nueva vida al comercio filatélico y eso es algo positivo también introduce elementos negativos amparándose en el anonimato que impera en este tipo de transacciones. Además poco cuesta a los timadores cerrar su tienda virtual para reabrirla acto seguido con otro nombre y así seguir con sus estafas.

Dentro del mundillo comercial cibernético lo que es un auténtico boom es el mundo de las subastas, aquí es donde encontramos la auténtica “filatelia global” que permite a cualquiera comprar sellos o venderlos sin necesidad de infraestructura alguna y consiguiendo de forma inmediata una cobertura mundial para satisfacer sus deseos de compra, de venta o incluso ambos a la vez.

Encima estas subastas globales ofrecen el atractivo de tener excelentes precios si bien hay que indicar que es por lo general a costa de sacrificar la calidad, pues en estas subastas se ven más piezas de nula calidad que piezas de lujo, pero la realidad es que hay tantísimo a la venta y renovándose cada día que al final encuentras de todo, bueno y malo.

No hay ni la menor duda que para el comercio filatélico hay un antes y un después con la llegada de Internet y en estos momentos incluso las grandes filatelias españolas se están empezando a plantear el uso de estas nuevas vías para potenciar sus negocios.

En pocos años el que no esté en Internet sencillamente no existirá y esto que ya me parece una realidad palpable para el comercio filatélico puede hacerse extensible para todos los demás elementos que conforman este curioso y entretenido mundo que es el coleccionismo de sellos, es decir, eso que se conoce todavía como FILATELIA y que se resiste a desaparecer.

Julio Peñas Artero, Diciembre de 2005