La Imagen más votada: La Marca de Aliaga (Teruel)
|
Aliaga, Orden de Malta; sanjuanistas desde tiempos medievales. Virgen de la Zarza, imagen aparecida, siempre a través de pastores. Y así, aquí, se levantaron santuarios y leyendas. Porque esta es una tierra minera donde encontramos el mayor parque geológico de España que es donde mora “Gea”, diosa de la tierra. Dicen que de sus pliegues brotó un día sangre y carbón. Y el hombre la bebió y la sembró. Y así vio nacer el alimento que con el lignito ardiente movió los más ingeniosos inventos de metal en la Tierra. Todo leyendas. Y es que Aliaga se adentra en un valle que se retuerce. Y se pierde. Aquí, en los años cuarenta del siglo XX, se levantó una térmica de carbón que se cerró en 1982 y hoy, junto al lago entre montañas, es como otra aparición fantasmagórica en el tiempo. Muchas leyendas. Más de mil almas en la visita de Madoz, en 1850. Hoy apenas se contabilizan la mitad pero, cuando lo de los partidos judiciales, la dotaron de Juzgado para atender una zona que, en 1834, contaba con más de 37 villas, pueblos, pedanías y descampados; aunque la historia demuestra que no la hicieron estafeta de Correos, y la correspondencia se seguía enviando a la capital Teruel, a más de 9 leguas (60 Km.) y a menos de 14 de Alcañiz (75 km), para ser cancelada con los obliteradores de otros. Y, cuentan, que los lugareños se rebelaron. Y decían los estudiosos filatélicos que, en el tiempo de la “parrilla”, el peatón encontró un “lacrador” que perteneció al Comendador de la Orden de San Juan de Jerusalén, que tenía cierta semejanza con el matasellos oficial de 1852, y que con él inutilizaron los sellos de las cartas que salían de la villa. Leyendas Durante mis muchos años de filatélico, el nombre de Aliaga no me había aparecido, anteriormente, con otro timbre que el de Tipo II, en las emisiones de 1860, y en los últimos meses de su validez (febrero/junio de 1862); cuando a la localidad se le dota de una administración de Correos. Por eso, para mí, lo de la marca del “lacrador”, también conocido como la “sortija”, era otra quimera propia de esta tierra. Los sellos encontrados, cancelados con esta marca semibarrada y con la cruz sanjuanista en su parte posterior, no aportaban prueba alguna que confirmara la procedencia de Aliaga. Había estudiado más de una docena de piezas y no me confirmaban nada. Un fragmento encontrado en la década de los noventa del siglo XX parecía un origen más propio de Ávila que de la villa de las Cuencas Mineras. Siempre, pues, la he negado. Y me sentía el listo de la clase. Para mí la “sortija” de Aliaga era una fantasía, debida mas al producto de la mente calenturienta de algún interesado filatélico que la de un cancelador con plena vigencia. No hace muchos días me llegó esta plica judicial con dos bloques del sello 48, en papel continuo, con un matasellos, una franquicia y un fechador que me hizo dar una exclamación lastimera: “¡Dios mío!” Es la pieza de la semana. “ |
Vuestros comentarios y opiniones pinchando aquí