Bueno en realidad, la carta en sí misma no es chusca, sino, como podéis ver, una carta corriente, enviada desde el Campo de Concentración de Miranda de Ebro a Suiza, con su franqueo corriente para aquella época y sus censuras…

El remitente es un tal Zbgniew Opiola, polaco él, que había cruzado la frontera francesa huyendo de los alemanes.

Este hombre se las arregló para que desde la enfermería del Campo le mandaran al Hospital Militar Disciplinario de Pamplona. Como tenían que trasladar también a otro preso, del que desconocemos el nombre, la guarnición del Campo montó un servicio de vigilancia y escolta desde el Campo a Pamplona. Es decir, un cabo y dos soldados.

El recorrido, en tren claro, era desde Miranda de Ebro a Vitoria y Alsasua, donde enlazarían con el tren de Pamplona.

El caso es que llegan los cinco a la estación de Alsasua, y nuestro amigo Zbgniew Opiola les invita a comer a todos en la cantina de la Estación. Imaginaos lo que pensarían aquellos soldados de reemplazo, comiendo como se comía en los cuarteles de la España de 1941. Pues que no iban a perder la oportunidad de comer bien, y atendidos por alguna chica joven. Y pagando otro.

Después de pagar la comida, cuando el cabo ya estaba borracho, o drogado… nuestro amigo Zbgniew Opiola dijo que necesitaba aliviarse e ir al servicio.

Y ya no le vieron más… Desapareció entre las vías, o se subió al tren que pasaba en ese momento... Lo buscaron en las pensiones y hostales contiguos a la estación, avisaron a la Guardia Civil, pero desapareció.

 

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