Historia Postal

Destino: ''A donde se halle''



Allá por el siglo XIX, cuando el Correo era un medio de comunicación crucial y de la máxima importancia para la población, se empleaban expresiones escritas en los frentes de las cartas, que dotaban a esta correspondencia de un sentido particular. Anotaciones basadas en la confianza y en la eficacia de los administradores, interventores y empleados de la Renta del Correo que operaban en aquellos tiempos, y que motivasen a estos, a dar un plus en sus funciones con un objetivo único, que la carta llegase al destinatario de forma rápida, superando cualquier obstáculo ó contratiempo.

Así, encontramos una de las expresiones más curiosas y típicas del Correo en épocas pretéritas, que se usaba cuando no se tenía certeza del paradero del destinatario de la carta, era un tipo muy particular de apunte, que se escribía junto con la seña del receptor. Dicha nota, cuya frase literal era; “ó donde se halle”, siempre iba acompañando al nombre del destinatario en el frontal del sobrescrito o envuelta, motivada por la ignorancia real, del paradero exacto de dicho individuo en el momento que llegase la misiva. Se buscaba expresar con ella un sentimiento de necesidad, urgencia y casi obligación, que provocaba ese esfuerzo extra por parte del Correo, que haría gala de su solvencia y responsabilidad reconocida, para hacer llegar el escrito al interesado.

Esta mención, “ó donde se halle”, era frecuente verla en la correspondencia dirigida a capitanes de barcos, los cuales no tenían un destino fijo, ya que se encontraban navegando de puerto en puerto de alguna zona desconocida y alejada, ó bien, en cartas destinadas a militares, entregados en campos de batalla, sin emplazamientos estables, habitualmente apartados de zonas pacificas y urbanas, donde difícilmente se podían hacer llegar noticias de los familiares ó informaciones de particulares. También de forma puntual, encontramos esta anotación en correspondencia dirigida a cargos políticos, diputados en Cortes, que con sus idas y venidas a Madrid, tenían un paradero incierto.

Se muestra a continuación un ejemplo de correo, destino “donde ce halle” dirigido a un capitán de barco, el cual ha ido navegando por diferentes mares, atracando en diversos puertos, y por ello, la carta es reexpedida, hasta que finalmente llega a manos del interesado, en una muestra evidente de la profesionalidad y eficacia que destilaba el transporte de la correspondencia, por la vía que fuese, en siglos pasados. Sale originariamente desde Valls a Gibraltar, y es reexpedida posteriormente desde San Roque a Filipinas, en busca del maquinista del vapor Jorge Juan Don Ignacio Garreta.

Figura 1

Resulta, no obstante, bastante más desasosegante una carta enviada a un militar enrolado en alguna unidad movilizada, que la misma envuelta remitida a los capitanes de las embarcaciones que surcaban las, por entonces infinitas, aguas de los diferentes mares y oceanos.

Encontramos estas cartas, que van dirigidas con un destino inconcreto, desde finales del XVIII y principios del siglo XIX, y en la misma época prefilatélica, cuando el Correo ha ido progresando exponencialmente en su expansión por todo el reino, a la vez que aumentando el prestigio de su servicio. Ya es práctica habitual en plena era filatélica, el empleo de estas indicaciones, para hacer llegar la correspondencia a destinatarios ilocalizables ó de paradero dudoso.
Figura 2. Carta circulada desde Chantada a Sevilla “o donde se halle” el año 1844. Dirigida a un militar, Subteniente del regimiento de Aragón. Marca de Chantada y porteo de 12 cuartos.
En este ejemplo, podemos apreciar que la carta fue entregada en Sevilla, pues el porteo aplicado en la capital andaluza, unido a la falta de re encaminamiento o reexpedición, nos indica que el destinatario fue encontrado muy probablemente en el primer lugar donde se dirigía la envuelta.

A diferencia de la carta enviada al maquinista del Vapor español de guerra, que pudimos observar en el anterior ejemplo, esta pieza no requirió de una nueva expedición a un segundo destino, en busca del Subteniente del regimiento de Aragón, pues parece evidente que lo hallaron en Sevilla, destino original donde se intentaba hacerle llegar la carta.

Pero esta angustiosa anotación del “ó donde se halle”, también nos puede conducir a encontrarnos con piezas, cuya historia interior personal no tenga un final feliz para los remitentes, y que el verdadero destino de la persona a la que va dirigida la carta, sea el peor de todos los posibles, y más cuando de militares en campaña, ó en servicio de armas se trata, en definitiva, sin ningún destino.

Veamos ahora, un ejemplo que nos confirma que no eran gratuitas las anotaciones de preocupación y desconocimiento, escritas en estas cartas, ahondando además en que la urgencia ó ansiedad por conocer una respuesta, tiene unos fundamentos generalmente sólidos y comprensibles.

Una familia, lleva cuatro años sin noticias de un ser querido, en este caso el hermano de la remitente, que después de esperar tanto tiempo sin saber nada de él, toma la decisión de enviar una carta al militar de mas alta graduación donde servía su pariente, su mando superior en el regimiento del ejercito donde estaba destinado, en busca de respuestas sobre su situación. En principio no conocen el paradero exacto del Coronel que tiene bajo su orden y mando al familiar, es por ello, en la angustia de querer encontrarlo con celeridad, que opta por enviar la carta, de porte sencillo, con un sello de Gobierno Provisional, en plena época de revueltas y convulsiones del año 1872, al lugar más probable donde puede estar acuartelado, pero con la mención del “o donde se halle”, como apunte de urgencia en el frente, y con el fin de asegurar la entrega del mensaje, por cualquier medio a su destinatario, ya que es el único que puede informar de la situación real del soldado familiar.
Figura 3. Carta circulada desde Luna (Zaragoza) al Sr. Coronel del regimiento de Ceuta, en Ceuta “ó adonde se halle”. Franqueada con 50 Mils de Eº, en el año 1872.

En este caso, la carta va dirigida al Coronel del regimiento de Ceuta, con la finalidad de recibir noticias de un soldado de dicha unidad militar, y se dirige a Ceuta o “donde se halle”.

Si leemos atentamente la carta, la familia de un soldado allí destinado, se pregunta por su paradero, angustiados por la ausencia de comunicación ó novedades desde hace no ya meses, sino años.
Figura 4.

Señor Coronel
Eulalia Arieta y Aranda, a V.S, como hermana, que lo es, del soldado, Jorge Arieta Aranda, se dirige, se digne dar noticias del mencionado soldado si es que lo tiene ha bien, sin faltarle a V.S. en el respeto, solo por hacer cuatro años que no sabemos si es que vive o muere y por eso es gracia que espero merecer noticia del buen corazón de V.S. por el ya citado Jorge Arieta, soldado que lo es del Regimiento que V.S. tan dignamente manda y lo es del 3º Bon 5ª Compª, cuya vida guarde Dios muchos años.

Sierra de Luna 3 Marzo 1872
Después de leer el interior de la carta dirigida al coronel, encontramos al dorso la respuesta que le transmitieron a la familia del soldado Arieta, que llevaba nada más y nada menos que 4 años sin dar señales de vida, desde que su pertenencia a dicho Regimiento, hiciese de él, un militar en servicio.

Respuesta que posteriormente se enviará a los familiares, al dorso de la carta, que se ha utilizado como conducto interno, (reexpedición dentro de la unidad militar,) para informar al mando superior de la situación del soldado, cuya familia espera noticias, con las explicaciones pertinentes:
Figura 4.

A la Provincia de Zaragoza
Ceuta 11 Marzo 1872

Al Sr Comandante del 3º Bon para que me informe

El Coronel
Villamaral
C 26 Sr Coronel

El Soldaº pr quien se pregunta falleció en el hospital militar de la Plaza de Melilla de Tuberculosis pulmonar el dia 7 de Noviembre de 1868, habiendo hecho testamento.
Ceuta 12 Marzo 1872

El 2º Jefe
Celestino de Espinosa
Resulta algo increíble, que del soldado fallecido tres años y medio atrás de tuberculosis pulmonar, y que además dejó testamento hecho, no hubiesen llegado noticias a su familia en todo este tiempo, siendo por lo tanto fundamental esta carta, que la familia envió al Jefe del Regimiento en busca de información, debido a lo prolongado de su ausencia, pudiéndose apreciar también, que en esta ocasión la mención “donde se halle”, fue decisiva para encontrar al Coronel. Pero donde se hallaba realmente el soldado Arieta, con toda seguridad, fue una desgraciada noticia, que sería recibida días después por la familia, concretamente en Mayo de 1872, tal como viene manuscrito de forma vertical en la carta original, en un apunte a la izquierda, que dice “contestada en Mayo de 1872”.
Figura 5. Se le contestó en 14 de Mayo de 1872.
Finalmente, también podemos encontrar, tal como se apuntó en un principio, correspondencia dirigida a políticos, preferentemente Diputados a Cortes, que en función de las responsabilidades que tenían y de sus continuas sesiones en Madrid, eran personas de difícil localización, y aunque postalmente, es un tipo de correo más escaso en contener este tipo de mención, aún es posible hallar algunas piezas, que debido a la importancia ó trascendencia de su mensaje interior, circularon con éste comentado apunte, conocido y aceptado como mención de prioridad, “urgencia” y posible reexpedición por los empleados del Correo.
Figura 6. Carta circulada desde Filipinas al Diputado a Cortes, Don José Diaz Agero, dirigida a Madrid, o “donde se halle”. Franqueada en Manila con sello de Filipinas de 1 Real gris, matasellos Parrilla y fechador de salida Baeza azul de Manila 2 SET 1856.
Como conclusión, podemos aseverar, que todas estas anotaciones que aparecen en las piezas de nuestra historia postal, como la que hemos hecho referencia, “ó donde se halle”, tuvieron siempre un sentido, gran utilidad e importancia capital en la circulación de la correspondencia de siglos pasados, dejando patente la eficacia del correo español que se cimentaba en acciones como éstas.

Desde la Administración central de la Renta, se les dio la urgencia y la prioridad necesarias de forma personal, anteponiendo el servicio al beneficio, sin ordenanza escrita que lo ratificase, con el objetivo de hacerlas llegar puntualmente a ese destinatario, o bien, perseverar en la búsqueda de alguien que pudiese dar cumplida respuesta a los remitentes.

Una muestra más del alto grado de gestión y profesionalidad que alcanzó el Correo años atrás, autentica envidia de los usuarios de hoy día.

(Figuras 1 y 6) Catalogo Subasta Soler y Llach
(Figuras 2 a 5) Colección del autor

Manuel Benavente Burián (MATRIX)
Julio de 2006